Opinión

Recuerdos de la niñez

Por: Ricardo Nicolás Madera Simanca, Defensor del Pueblo Córdoba

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Y así…como quitándole las capas a una cebolla, tuve que hacer para comenzar a escribir esta columna. Cada capa, un recuerdo y cada recuerdo… un sinnúmero de vivencias que generan otra vez tantas emociones y sentimientos.

Debe ser grato cuando los recuerdos de la niñez afloran tantos sentimientos, ¿no? A mi parecer, creo que los recuerdos de la niñez se pueden definir alrededor de los espacios en los que la vivimos, en mi caso son cinco: mi casa, mi barrio, mi colegio, el parque del barrio y El Carito.

Como cualquier niño tuve momentos de felicidad y otros, en los que la vida me enseñaba a ser mejor ser humano. La situación no siempre fue fácil, pero el amor incondicional de la familia fue fundamental para sortear las dificultades de la vida.

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Desde pequeño me acostumbre a ser la cabeza de la casa, la separación de mis padres me enseñó muchas cosas, entre las más importantes, a no desfallecer ante las adversidades, sino por el contrario, a ser más fuerte, a sacar el temple y a ver a la cara a la tristeza sin juzgar mis lágrimas, reconociendo desde muy pequeño que la fuerza de voluntad es la mayor fuerza de todas.

Así que la vida me regaló responsabilidades desde muy pequeño, que quizá normalmente asumen los mayores, y contrario a lo que puedan imaginarse, hoy agradezco por eso, porque me permite ser quien soy y a darle mayor valor a los míos, a quienes siempre han estado y a agradecer los aprendizajes del camino.

Cómo olvidar las cosas que uno vive de pelao, esas que jamás se olvidan…la primera bicicleta con su respectiva raspada, el primer amor y la respectiva flechada y entusada, los logros del colegio y los días del refuerzo, el grupo de amigos del barrio y los juegos a mitad de la calle, entre muchos más recuerdos que se quedan en la mente de todos y que cuando emergen nos hacen recordar lo maravilloso que es ser niños.

Ahora, como adulto y padre, les confieso que me esmero por precisar que a mis hijos se les graben recuerdos para siempre de una niñez feliz pero también real, pues en un mundo tan cambiante es necesario hablar, escuchar e interactuar con ellos para que entiendan sobre ciertos temas, pero aún más para entenderlos. Sin embargo, le apunto al hecho de dejarlos ser desde una libertad responsable en la que conozcan las ventajas y desventajas de actuar de una forma u otra o de la necesidad inminente de protegerse y proteger a los suyos siempre.

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Quizá, los recuerdos de la niñez, cambien, quizá guardamos recuerdos que nos emocionan con nostalgia y a la vez con felicidad o tristeza y seguramente también, hay recuerdos que guardamos bajo llave o que bloqueamos con la firme intención de no sacarlos jamás. Todos vivimos la niñez de una forma diferente y más ahora cuando, como ya les dije, hay temas que son de obligatorio tratamiento con los niños.

Mi niñez, quizá al igual que la tuya, tuvo altibajos, y aún así, fue una de mis mejores épocas y así quiero grabarlas en las memorias de mis niños. La niñez marca el inicio de una vida y de unos sueños, por eso hoy te invito a recordar sus enseñanzas desde la alegría y el agradecimiento para hacer de los niños que nos rodean mejores seres humanos que recuerden esta época como una verdadera etapa de formación para la vida desde el amor, la aventura, el respeto y la empatía.

Hoy, celebro mi niñez, de mis hijos, la tuya y la de todos los niños y niñas que nos rodean con una petición sentida: regálales a nuestros niños y niñas buenas enseñanzas, pero sobretodo, regálales tiempo y buenos recuerdos.

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