Opinión

Un decálogo para Montería

Por: Jorge Fernando Gómez

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Estas son algunas consideraciones perentorias para que Montería no pierda vigencia como ciudad alternativa en Colombia y vuelva al ostracismo en la que estuvo en el siglo pasado.

1. Montería sui géneris. Las ciudades más famosas y antológicas en el mundo, lo son porque no han buscado parecerse a otras, sino porque ven en las peculiaridades y características propias la mejor de establecer una cultura y llamar la atención de visitantes.

Está lejos de ser un piropo que a Montería le digan Barranquilla chiquita y que dirigentes políticos se enorgullezcan de eso. Qué falta de identidad y amor propio.

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2. Agenda Montería. Ya debemos tener la capacidad como ciudad de tener una programación a lo largo del año donde propios y visitantes sepan que Montería es un lugar para vivir experiencias y tener planes. A la empresa privada se le debería dar una serie de gabelas por ayudar en la construcción de este propósito.

3. Superación de la pobreza. Alcaldes y candidatos confunden la pobreza monetaria con la multidimensional, hablan de la primera como si dependiera de ellos y no de una política económica nacional y desconocen que en la segunda es donde tienen mayor incidencia. Montería debe propiciar su estado de bienestar en torno a condiciones educativas, condiciones para la niñez y juventud, trabajo, salud y condiciones para de la vivienda y servicios públicos. Un buen mandatario lo es si en este tema la va bien.

4. De la ventaja comparativa a la competitiva. Qué trillado ese discurso de que poseemos el segundo valle más fértil del planeta y que tenemos una riqueza natural envidiable. No estoy diciendo que esto no sea cierto, pero irrefutable es, que, si buena parte de nuestra economía sigue siendo primaria sin mayor transformación, la informalidad y el desempleo no decrecerán.
Qué Montería sea una capital de servicios y la más importante de toda una gran región está bien, lo que está mal es creer que este sector de la economía es el más propicio para generar ocupación. Es la industria quien tiene más capacidad de generar empleo directo e indirecto y en condiciones formales. Me temo que para sacar avante algo así por parte de un mandatario local, debe tener condiciones de gestión superlativas. La industrialización de Montería merece una columna aparte.

5. La inflación. Líneas atrás dije que el discurso de las ventajas comparativas es estéril sin industria. Y es que resulta paradójico que la inflación más alta en alimentos sea en la capital cordobesa. Para atacar este fenómeno deben de existir más incentivos para producir alimentos, abaratar el componente logístico de los productos que llegan del interior del país, acopio, distribución local, entre otros aspectos.
Prudente sería tratar al campesino como pequeño industrial. Imprudente es querer establecer oficinas para controlar precios que sólo generarían escasez, mercados negros y atascos a la oferta. Esto lo andan proponiendo candidatos a la Alcaldía de Montería y una congresista cordobesa. ¿Quién los asesora? ¿Los rivales?.

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6. Movilidad. Puede parecer un tema semántico pero la ciudad necesita una Secretaría de movilidad y no la anacrónica de tránsito y transporte. Es urgente una dependencia de la administración municipal obsesionada con mejorar el flujo vehicular y hacer más amables las distintas formas en que nos movemos los monterianos. Los actores viales estén dispuestos a ceder sus pretensiones y cambiar de posiciones en la medida que el entorno de la ciudad lo permita. Hoy el SETP es incierto y Metrosinú está siendo deficitario porque no consideran que el negocio del transporte público es por volumen y no por rentabilidad en la tarifa. Esto amerita ser repensado.

7. Emprendimiento. Muchos dicen que el emprendimiento es la opción para generar empleo, pero no es más que la muestra de que no dominan el tema desde la óptica económica. Un buen emprendimiento por definición no está para generar empleo sino para ofrecerle un producto o servicios más novedoso y eficiente al mercado, y que los demandantes valoran en términos económicos y esto
traería consigo la afectación de emprendimientos obsoletos. ¿Es malo el emprendimiento? En absoluto, sólo que debe estar dirigido primordialmente para emprendedores por vocación. No le pidamos al emprendimiento cosas que no puede hacer, como ser
la bandera contra la desocupación. Pero sí debe la administración pública y organizaciones interesadas, constituir fondos generosos para el financiamiento de iniciativas empresariales de baja escala. El sistema financiero actual no está interesado en proveer recursos para esto.

8. Asentamiento y retorno al campo. Estudios internacionales indican que en los próximos 20 años cerca del 80% de la población mundial vivirá en zonas urbanas. Pero esto no debe ser una regla general ni algo inevitable. Qué más del 90% de Montería sea rural no debe ser sinónimo de atraso, sino como la oportunidad de que los centros poblados sean una opción para que buena parte de la población considere que puede materializar su proyecto de vida allí.Más personas viviendo y produciendo en el campo, abarataría el costo de vida general de la ciudad.

9. Los ingresos corrientes de libre destinación deben tener cada vez más porcentaje en inversión y
menos en gastos de funcionamiento.

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10. Ojalá el próximo mandatario o mandataria sea alguien sin complejos.

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