Opinión

“Córdoba, una democracia en Jaque”

Por: Efraín Sánchez

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Si no te quieres aburrir, y, si no te importa nuestra tierra,  creo que debes pasar esta publicación; porque las siguientes conjugaciones de palabras son aburridisimas, son ideas sin sentido, como eso de creer que las cosas tienen arreglo.

Yo creo que el problema de esta vaina es que el peor enemigo de nuestro departamento, es el Cordobés mismo. La lógica política es tal, que hemos llegado al mismo punto de los viejos, pensando que somos diferentes. Ahora a los jóvenes los mueve el dinero, la fuerza transformadora quedó en el ayer; las ideas de salvación y cambio ya están tan obsoletas como el concepto de creer que nuestro país tiene arreglo.

Las generaciones pasadas nos han vendido tanto la idea de que “nadie trabaja gratis”, o el “no seas bobo, pídele al político” que ya no somos capaces de pensar en el país que queremos dejarle a nuestros hijos. No somos capaces de reconocer que no tiene sentido prolongar la existencia si no vamos a intentar cambiar nuestro país.

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Los jóvenes Cordobeses tenemos una vaga noción de sentido de pertenencia, no nos importa lo que pasó, mucho menos lo que pasará, no somos capaces de ver más allá de nuestras necesidades. Nos encanta figurar en la crítica y desaparecemos  en las acciones.

Este sinsentido, que hoy nos toma como el peor virus, se ve traducido en nuestra ineficiencia para realizar acciones que fomenten el cambio en nuestra tierra sin que estas tengan un alto porcentaje económico. Hoy, si se invita a hacer parte de un proyecto político que pretenda  rescatar las bases populares y el sentir del buen Cordobés, no se hace si no hay plata. ¿Entonces como salvamos nuestra tierra si cualquier gasto en campaña pretenderá ser recuperado en gobierno?

No hay nada más irregular que todos aquellos que se hacen llamar caudillos o salvadores  del pueblo, desconociendo la simbología conceptual de estas palabras y las repercusiones que trae determinarse como tal. Una democracia llena de personas que profesan la incoherencia; odian las manifestaciones pero su Dios es destruir a través de críticas vacías.

Nuestro departamento se ha quedado en el olvido conceptual sobre los avances de las lógicas políticas. Nos hemos quedado en el dinero que representan las campañas. Cada día nos asombran menos  las irregularidades políticas que suceden. Hay cosas que no se entienden, se supone que al final, el votante cuando está en la urna, solo tiene como mecanismo de reflexión  su corazón y el amor por un candidato específico, pero no es así, el único sentido de reflexión es la ausencia o existencia de un Gabriel Garcia Marquez en el bolsillo.

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Y aunque suene aburrido, yo quiero cambiar esta vaina, quiero sentir que he hecho algo por mi departamento, deseo morir y no haber muerto jamás. Nos avisaron el jaque, aún no está todo perdido, podemos salvar nuestra democracia antes de que sea cantada la melodía del mate.

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