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Por las mujeres periodistas, mi voto es contra Petro

Recordemos episodios como el de Hollman Morris, que aunque fue acusado de presunto maltrato a su esposa, logró ser ratificado por Petro como su entonces candidato a la Alcaldía de Bogotá. O también, este año, los codazos del exconcejal Álex Flórez a una mujer en plena tarima con Petro, sin que el candidato dijera media palabra. Son el inicio y el final de una dilatada cadena de desprecio hacia los derechos de las mujeres por parte de los supuestos defensores de las mismas.

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Pero la gota que derramó el vaso fue el video revelado por el portal Los Irreverentes, donde se ve a Verónica Alcocer, esposa de Gustavo Petro, denigrando a las mujeres periodistas de Colombia:

“No, a todas [las periodistas] les va bien, porque todas comienzan de reporteras y todas terminan casándose con uno de los dueños. Para eso es que entran ahí. ¿Para qué crees?”, se oye decir a Alcocer en el video, sin que Petro ni ningún otro asistente a la reunión la contradijera.

Este es un precedente gravísimo, que provoca una indignación profunda, porque todas las mujeres merecen respeto sin titubeos. Las periodistas, directas afectadas por el insulto machista, sexista y arribista de Verónica Alcocer, en especial han sido muestra de la capacidad de las colombianas para escalar por mérito propio en entornos altamente competitivos.

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Si hoy hay niñas que sueñan con ser abogadas, médicas, artistas, ingenieras, científicas, maestras o escritoras, es porque ven a nuestras valientes mujeres periodistas en las pantallas de televisión ocupando el lugar que merecen en la sociedad. Para Verónica Alcocer, ese lugar fue conseguido con el dudoso mérito de “enredarse con un director de noticias”. ¿Sería capaz de repetir su insulto en presencia de esas niñas? ¿Podría decirles que el camino para lograr sus metas no necesita estudio, trabajo, esfuerzo, dedicación y amor, pues ella cree que basta con casarse con un director?

“Pido sinceras disculpas a las periodistas que les hayan ofendido las grabaciones ilegales y sacadas de contexto”, fue lo único que dijo Verónica Alcocer cuando estalló este escándalo. Sus disculpas son al mismo tiempo una acusación de supuesto espionaje, es decir, no son unas disculpas después de todo. Su esposo también guardó un conveniente silencio sobre el tema.

Y no se trata de una conversación doméstica que debería quedarse en la esfera de lo privado. Verónica Alcocer se ha publicitado a sí misma como una primera dama volcada a los temas sociales, feministas y de género; sin embargo, bastó con que se revelaran 20 segundos de su vida personal para saber que desprecia a las periodistas del país de una manera que desmiente todo su discurso.

Como colombianos solo podemos estar comprometidos con el cierre de esas brechas que hoy afectan a las mujeres. En una democracia como la nuestra toda discriminación es peligrosa. Este caso perfila a profesionales por cuestión de su identidad y relega el papel de la mujer colombiana a ser la sombra de hombres exitosos. Como dije arriba, machismo, sexismo y arribismo en un mismo coctel que arroja serios cuestionamientos sobre la idoneidad de Verónica Alcocer para desempeñar cualquier función social dentro del Estado colombiano.

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Las periodistas de Colombia no necesitan que nadie las defienda como si de un tutor se tratara. Sin embargo, fue casi unánime el rechazo de todo el país a estas declaraciones. El único que sigue sin decir nada es Petro. ¿Así le irá a la libertad de prensa y a la reivindicación de las mujeres en su gobierno? Por todas las periodistas del país, mi voto es contra Petro.

Concejal de Bogotá

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