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Salió de misa por el mes de la muerte de su hija y los sicarios lo esperaron para matarlo

Rubén Hernández Mendoza fue asesinado a balazos un mes después de que su hija Loraines Paola Hernández García fuera ultimada en el barrio Lipaya.

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El hombre fue atacado a balazos alrededor de las 6 de la tarde del miércoles en el barrio La Manga, en el suroccidente de Barranquilla.

Familiares este jueves en Medicina Legal indicaron que Rubén había estado en una misa tras cumplirse el mes del crimen de su hija y a la hora en que lo atacaron a bala estaba en la puerta de su casa esperando que fueran las 7 de la noche para un culto evangélico que iban a hacer en su inmueble.

“Cuando vio a los tipos llegar en la moto, se puso de pie y en ese instante le dispararon por el lado de una de las costillas. Cogió la silla para cubrirse y después la tiró para salir corriendo, pero el parrillero de la moto lo persiguió y le propinó dos balazos en la cabeza”, contó un familiar.

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El hombre quedó tendido en un parque que queda cerca.

Los familiares aseguraron que no saben si su crimen guarde relación con el de su hija, teniendo en cuenta que el pasado 16 de enero, cuando acribillaron a la mujer, él la acompañaba y resultó herido.

“Incluso el había dicho que si no lo mataron ese día ya no lo iban a matar. Estaba tranquilo porque no le habían hecho nada en este tiempo que pasó”, indicó el familiar.

Los seres queridos precisaron que Rubén se dedicó toda su vida al mototaxismo y era una persona “amable, tratable y trabajador”.

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Rubén tuvo 4 hijos, incluyendo a Loraines, y dos nietos que eran los pequeños de la mujer.

“Esos dos niños siempre fueron sus adoración”, puntualizó el allegado.

Tomado de: Zona Cero.

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