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Mejores vías rurales

Por: Marcos Daniel Pineda García

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Cuenta la leyenda que en Colombia existía una entidad llamada Caminos Vecinales, que respondía por la atención de las vías terciarias. A mi generación le tocó ver el fracaso del Instituto Nacional de Vías (Invías), cuando por decisión gubernamental asumió la responsabilidad, al acabarse aquella entidad.

Durante mis ocho años como alcalde, comprobé que es más fácil tirarle piedras al sol que lograr que el Invías en Bogotá le dé curso a una solicitud de un ente territorial.

Además de que los recursos son insuficientes, tan solo el 10% del presupuesto de Invías se destina a “atender” las vías terciarias del país. La mayor parte de su presupuesto se va en las vías nacionales, tanto en mantenimiento como en construcción de nueva infraestructura, que no está concesionada y que se encuentra en manos de la ANI.

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Hoy, en Colombia no existe una entidad nacional que responda por la red terciaria. Si bien el Invías tiene la función, claramente no es una de sus prioridades, y por el contrario ha relegado la red terciaria al cuarto de San Alejo. Sumado a esto, la carga por lo general se le impone a los entes territoriales, que no tienen la capacidad de atender los 142 mil kilómetros de vías terciarias que tiene Colombia y que representan casi el 70% de toda la malla vial nacional.

Además de la falta de presupuesto, otro problema es la desconexión entre las decisiones que se toman en el Invías y la realidad de los territorios. ¡Qué van a saber en Bogotá, que el porro y el bullerengue se encuentran entre Montería y San Pelayo, conectando las vías de Buenos Aires y el Pantano Tierra Bonita! ¡Qué van a saber en las frías oficinas del Invías, que el puente de El Balsal en la vía a Loma Verde, lleva varios años caído y no hay quien atienda esta calamidad, que tiene a los campesinos de la zona incomunicados!

Las vías rurales en Colombia deberían ser sinónimo de calidad de vida y competitividad. De nada sirve el esfuerzo que durante toda una temporada hace un campesino para producir una buena cosecha, si no puede transportar sus productos por el mal estado de las vías que debe transitar para comercializarlos.

Nuestro país necesita darle la cara al campo y uno de los principales retos para lograrlo, es mejorar las condiciones de sus vías terciarias. Por eso, quiero proponer que en el próximo Plan Nacional de Desarrollo, se incluya la creación de una agencia diferente al Invías y a la ANI, que se encargue de construir, atender y mantener la red terciaria en Colombia.

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No se trata de generar más burocracia, sino por el contrario, incluir en esta tercera entidad, personal calificado de las instituciones ya existentes, que más que capital humano, necesitaría contar con presupuesto, inversión, ¡leña gruesa, no escaramuza! Solo así podremos hacer grandes obras en beneficio de la red terciaria del país y no dejarla a la suerte de las chequeritas de los entes territoriales.

¡Las vías rurales no pueden seguir siendo el vagón de atrás del tren del desarrollo! Todo lo contrario: tienen que ser uno de los motores que pongan en movimiento el progreso de nuestro país.

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