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Los escabrosos detalles del primer feminicidio del año en Barranquilla

José Tobío asesinó a su expareja sentimental e hirió a su hija de 19 años El caso se registró en el barrio Colombia. La comunidad pide intervención de las autoridades.

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Eran las 7:30 de la noche de este miércoles y hasta la carrera 46 con calle 70, en el barrio Colombia, de Barranquilla, donde funcionaba el hotel El Caribeño — y que hoy opera como un inquilinato— llegó en una motocicleta José Luis Tobío Tobío en busca de su expareja sentimental y sus cuatro hijos, quienes residían en una habitación del tercer piso del inmueble.

Pasaron algunos minutos, dicen los habitantes del lugar, y comenzaron a escuchar una discusión entre varias personas, cuando de repente los ánimos comenzaron a caldearse a tal punto que hubo fuertes gritos.

Seguidamente, aseguraron que escucharon aproximadamente tres disparos y Tobío salió corriendo de la habitación, se dirigió hacia su moto y huyó del lugar.

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Varias personas que estaban en la zona ingresaron al cuarto y encontraron a Leidy del Carmen Suárez Díaz, de 57 años, y a su hija Shirly Tobío Suárez, de 19, con heridas de gravedad. Ambas fueron trasladadas hasta la Clínica General del Norte, donde se produjo el deceso de Suárez Díaz, horas más tarde.

El atentado fue presenciado por tres menores de edad que resultaron ilesos.

Una mujer que labora en un local del sector y que reside en el sitio aseguró que el hombre llegaba a ese lugar y siempre agredía física y verbalmente a la mujer.

“Ellos llegaron desde el municipio de Soledad a finales de noviembre de 2021. Lo que ella me decía es que había sido víctima de maltrato y por eso había decidido dejarse de su compañero, pero él siempre la buscaba como para regresar y como ella no quiso mire como terminó todo”, detalló.

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De igual manera, dio a conocer que la mujer tenía turnos rotativos en su trabajo por lo que había días que salía desde la 7:00 de la mañana y regresaba a las 4:00 de la tarde, pero había días que entraba a las 10:00 de la mañana y llegaba al sitio a las 10:00 de la noche.

“Nosotros nunca le conocimos familia como tal, sino que ella nos decía que era de Montería, Córdoba, y que luego de haberse ido a vivir con él, que era su marido, no tuvo más contacto con sus seres queridos porque él la tenía amenazada en todo momento”, finalizó la mujer.
Violencia intrafamiliar.

En las afueras de Medicina Legal se encontraba una amiga de la joven de 19 años que resultó herida y que conocía a la mujer que murió en este ataque. Aseguró que los episodios de violencia en la casa, donde vivían anteriormente en el barrio Tajamar, de Soledad, eran constantes.

“Ese señor no dejaba que Shirly saliera de la casa y tampoco que se relacionara con nadie. Era una cosa impresionante porque ella para poder salir tenía que volarse de la casa en horas de la madrugada porque el papá siempre que ella intentaba salir le pegaba muy duro y le gritaba cosas muy feas”, detalló.

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Asimismo, sostuvo que la mujer asesinada soportó alrededor de 20 años de violencia por parte del agresor que hoy huye de la justicia.

“Varios vecinos del barrio vieron la forma en la que él la golpeaba y llamaban a la Policía, pero siempre que los uniformados llegaban ella decía que no estaba pasando nada y ellos se iban. Era una buena vecina, una señora de gran corazón, pero murió de esa forma porque nunca se atrevió a denunciarlo porque lo que se decía era que la tenía amenazada con matarla”, puntualizó la joven.

Por otra parte, una fuente judicial le dijo a este medio que en una de las tantas golpizas que el hombre le propinó a Leidy este le fracturó uno de los brazos, pero aún así no quiso denunciarlo ante las autoridades.

Moradores del barrio Colombia piden intervención del hotel

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Varias personas que residen y laboran en la zona aseguran que el lugar no tiene los permisos necesarios para su funcionamiento y pidieron la intervención del Distrito y la Policía.

“Eso ahí ha dañado este sector y las autoridades no han hecho nada para acabar ese problema de raíz. Debe haber una intervención y hasta mirar si lo pueden clausurar”, agregó una mujer propietaria de un establecimiento de comercio.

Ante esta situación, un equipo periodístico de EL HERALDO llegó hasta el lugar y en diálogo con las personas que allí se encontraban pudo establecer que ya no funciona un hotel, sino que se trata de un inquilinato de personas que laboran como vendedores ambulantes, carretilleros y mujeres que ofrecen servicios sexuales.

También se pudo evidenciar cómo personas mayores de edad consumían estupefacientes delante de varios menores de edad sin que nadie se los impidiera.

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En el hotel El Caribeño, una habitación diseñada para dos personas y que hoy funciona como un inquilinato, actualmente pueden ingresar más de cuatro personas y el día tiene un valor de $20.000.

“Nosotros pagamos diariamente de lo que uno trabaja en la calle. Hay días más duros que otros, pero respondemos por el pago. Acá hay de todo como en los barrios están los que trabajan en lo bueno y también en lo malo”, dijo una mujer que labora en un restaurante.

Cortesia: El Heraldo

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