Opinión

¡Más oportunidades para los jóvenes!

Por: Marcos Daniel Pineda García

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No es un problema exclusivo de una ciudad, tampoco algo que se pueda resolver con discursos o con la voluntad política de unos cuantos. El problema del desempleo juvenil es una realidad que no solo nos golpea, sino que también representa un lastre para el desarrollo de toda una nación.

Aunque el emprendimiento se ha convertido en una importante válvula para aliviar la presión social de este fenómeno, no todo el mundo tiene lo necesario para crear, sostener y mucho menos crecer como empresa, en un modelo de país que no facilita la creación de nuevas empresas, que está lleno de trámites y cargas impositivas que desestimulan el nacimiento de nuevos negocios, sumado a que muchos jóvenes crecen con la visión de que una vida laboral estable depende de tener un “buen empleo”.

Según lo reportado por el Departamento Nacional de Estadísticas (DANE), entre abril y junio de 2021, la tasa de desempleo juvenil alcanzó un 23%, traducido en 1,58 millones de jóvenes desempleados, muchos de ellos profesionales que desde hace algunos años intentan infructuosamente ingresar al mercado laboral y otros recién graduados que quizá aún no saben de la lucha que les espera por delante.

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Pero también hay que analizar el escenario en el que muchos jóvenes hoy no consideran seguir carreras profesionales, o incluso técnicas o tecnólogas, ya sea por costos o porque prefieren otras opciones para su realización económica. Esto, sin duda, tendrá un impacto negativo a futuro en la competitividad del país frente al resto de Latinoamérica y el mundo.

Esta no es una problemática que debe abordarse desde lo local, es necesario el compromiso de alcaldes y gobernadores en el desarrollo de políticas encaminadas a generar oportunidades laborales, contando, eso sí, con el apoyo del gobierno Nacional. Colombia es un país abierto a la fraternidad regional y al intercambio académico, de talento y de mano de obra, donde no necesariamente la ciudad de origen, es la que se amolda a las expectativas laborales de los jóvenes.

Pese a que existe la Ley del Primer Empleo, creada para incentivar y facilitar el ingreso de los jóvenes al mundo laboral, a través de beneficios a las empresas que generen plazas para quienes pertenecen a esta población, hacen falta esfuerzos reales para llevarla del papel a la práctica.

No podemos permitir que aquellos de quienes depende el futuro inmediato del país, pierdan la fe en la educación, en las oportunidades y en el deseo de seguir construyendo una mejor Colombia, mucho menos que se conviertan en talentos fugados, cuya única alternativa sea, como ha sido el caso de muchos, irse para nunca volver.

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Los jóvenes tienen que ser la fuerza que mueva el país, tenemos que trabajar por las oportunidades que justamente reclaman, como una prioridad para construir una Colombia más próspera y más grande.

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