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¿ Y si miramos a nuestros niños ?

Por: Jairo López Saleme – Abogado, Magíster en Ciencia Política y Gobierno

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Tuve varias opciones para titular esta columna, pero concluí que la mejor forma era plasmar el interrogante: ¿y si miramos a nuestros niños?, que a diario retumba en mi cabeza. Como padre, considero que también les sucede a muchos, ya que hay un sentir natural de protección hacia nuestros niños. ¿Pero qué tanto trascendemos del pensar al hacer?

Tenemos un mes destinado para los niños, donde una gran mayoría de adultos procura que los pequeños tengan momentos de alegría, por otra parte, tenemos una constitución repleta de derechos para la niñez, los cuales prevalecen sobre los demás. Todo esto obviamente no es una falacia, pero vaticina entre la delgada línea de la fantasía y la realidad, ya que ni siquiera es posible hacer valer los derechos de los niños en nuestro país.

No podemos buscar el bienestar para los niños teniendo mentalidad de niños, debemos evocar toda la madurez posible y buscar herramientas que garanticen el bienestar de la niñez y resuelvan de fondo las verdaderas necesidades. Todos los sectores deben ser actores involucrados y comprometidos con el desarrollo integral de las personas en su infancia, y la forma más segura es que se garanticen políticas públicas encaminadas a salvaguardar los derechos de los niños.

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Hoy en día las leyes no están hechas para proteger los derechos de la niñez, pareciera que cada vez su protección constitucional es más escueta, esto como producto de que actualmente en el país se legisla a favor de los intereses políticos y no al bien común de la sociedad y de la niñez.

Este bochornoso contexto ha dejado expuesto a los niños en la violencia, la explotación de todas las formas posibles y al descubierto un país que ni los derechos fundamentales puede garantizar.

Las políticas públicas acompañadas de las herramientas de Gobierno deben conducir a la creación de espacios seguros para el desarrollo de los niños. Invirtiendo en la Educación, siendo garantes de la seguridad alimentaria, sicológica y física; para posterior a ello esperar que en nuestro país se levanten niños totalmente sanos y capaces de generar una verdadera expectativa para el hombre del mañana.

Siempre hemos escuchado y hasta hemos repetido que “Los niños son el futuro del país”, pero algo nada más alejado de la realidad es este panorama si de verdad no nos comprometemos a que esto suceda. Tenemos una esperanza, muchos motivos para trabajar por nuestra sociedad, nos queda un rayo de luz enorme para iluminar nuestro futuro, todo lo anterior recogido en la niñez, la buena semilla del tiempo.
Mi invitación es que tanto el sector público y privado pongamos una mirada a nuestros niños. Que los padres y aún aquellos que todavía no son, apoyen a cada niño en todas las etapas de su vida. Pero, ante todo, que reciban todo el amor posible para que se llenen de valentía y sean el verdadero mañana.

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