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Ahora si es un verdadero “Platanal”: el sexo y la lujuria son historia

Ni las autoridades con sus sanciones ni el ojo encima que tenía sobre el querido (para muchos) y odiado para otros, el burdel El Platanal, ubicado detrás del CAI de la Policía del barrio Granada, de Montería, lo pudieron sacar del sector residencial donde por años funcionó, como sí lo logró el Covid-19.

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El negocio que por años fue para algunos vecinos fuente de trabajo y para otros fuente de problemas por los desórdenes que se formaban en sus alrededores en horas de la madrugada cuando ya cerraba sus puertas al público, ahora sí que es un verdadero platanal. En su terraza armaron una verdulería y venta de alimentos.

Adentro quedaron las historias de mujeres semidesnudas y de coloridos maquillajes que hacían sus espectáculos en la barra o en los sillones, teniendo como público a clientes fieles expectantes de lo que pudieran ofrecer en la noche mujeres venidas de otras regiones y una que otra monteriana.

Ruido y susurro
Ahora afuera se escucha la bulla de quien ofrece la ¡yuca, el plátano, la papa, el tomate, la patilla¡. Muy, pero muy distinto a las voces seductoras que ofrecían al oído “soy rica papito, pruébame y no dejarás de venir a visitarme o sacarme de este sitio para ser tuya todita tuya”.

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Esos susurros en más de una ocasión se transformaron afuera del negocio, en ruidosas peleas que terminaban con botellas rotas en los alrededores y en uno que otro tiro al aire hecho por desconocidos que cuando llegaba la Policía ya estaban en casa en los brazos de morfeo.

Mal necesario
Para muchos El Platanal era un mal necesario en la zona porque dinamizaba la economía y para otros, especialmente para las vecinas, era un mal ejemplo porque las chicas salían ligeras de ropa a tomar el sol, o a comprar algo que adentro no había.

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