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Un testigo vinculó a exgerente del hospital de Ocaña en muerte de un líder social

La Fiscalía tiene el testimonio que asegura que Jairo Pinzón pagó $40 millones por el asesinato y hasta entregó un revólver calibre 32 milímetros.

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Nuevos hallazgos en la investigación que adelantan las autoridades por el homicidio del líder social Jorge Luis Solano Vega, ocurrido el 3 de noviembre del 2020 en Ocaña, han causado revuelo en distintos sectores de esa ciudad, por la relación que podrían tener dos nuevos capturados con los autores intelectuales del crimen.

El 11 de febrero pasado la Policía, el Ejército y el Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) capturaron a Carlos Daniel Pinzón Ramírez, ‘Ñingui’, y a Luis López Delgado, sindicados de ser los coautores de este asesinato; según las autoridades, estos dos hombres son señalados de haber sido contratados para hacerle inteligencia a Solano Vega y de buscar al sicario, que se encargó de propinarle dos tiros a quemarropa al líder social.

Con estas dos detenciones, la Fiscalía ya tiene tras las rejas a tres personas. El primero en caer fue Jhon Freddy Espinosa Álvarez, ‘El Burro’, capturado el 13 de noviembre de 2020 y sindicado de haber sido el que disparó contra Solano.

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En la audiencia de legalización de captura, imputación de cargos e imposición de medida de aseguramiento de Pinzón y López, un testigo que tiene la Fiscalía señaló al saliente gerente del Hospital Emiro Cañizares de Ocaña, Jairo Pinzón López, como el hombre que habría pagado para cometer el crimen.

Pinzón López, de manera sorpresiva, renunció a su cargo hace dos días después de enfrentar una dura batalla jurídica por ser reintegrado al centro asistencial, tras la suspensión de sus funciones, ordenada por la Procuraduría General de la Nación, y por la intervención del hospital por parte de la Superintendencia Nacional de Salud.

Testigo estrella de la Fiscalía

¿La Fiscalía cómo logra saber que Carlos Pinzón y Luis López están implicados en este homicidio? Un testigo se acercó al ente investigador en Cúcuta, el pasado 2 de diciembre y aseguró saber todo lo relacionado con el asesinato del defensor Solano.

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Los funcionarios judiciales escucharon la versión del testigo, en la que aseguró que estuvo presente en varias reuniones que Carlos Pinzón y Luis López hicieron en una casa del barrio Simón Bolívar, de Ocaña, para planear la muerte del líder social.

En uno de los apartes de la declaración que entregó el presunto testigo que hoy tiene la Fiscalía bajo reserva, asegura que “el viernes, 30 de octubre (2020), entre las 7:00 y 8:00 de la noche, Carlos Pinzón llegó a la casa de Luis López y se pusieron a hablar en la sala delante de todos los que estaban ahí. Se pusieron a hablar del ‘trabajo’ que iban hacer y por el cual Jairo Pinzón (primo de estos dos) estaba pagando $40 millones, para mandar a matar a Jorge Solano”.

Agregó: “en esa misma reunión, y como ellos ya venían hablando de ese tema días atrás, Luis le dice a Carlos que él ya tenía a dos manes de Cúcuta, que eran primos de él para que hicieran el ‘trabajo’ y así quedaron”.

Después de ese diálogo, señaló el testigo, Carlos se marchó, por lo que Luis decidió contarle que el ‘trabajo’ que estaban planeando, consistía en “hacerle la vuelta” (asesinar) a una persona que se estaba metiendo con el primo Jairo Pinzón, el director del hospital de Ocaña, y que esa plata ($40 millones) la pagaba Jairo, “de los cuales me dijo que $20 millones le daban a él para conseguir los manes que iban hacer la ‘vuelta’ y la inteligencia, y que Carlos Pinzón se quedaba con los otros $20 millones”.

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Esta persona también les contó a los investigadores que, para ese día, Carlos Pinzón ya le había entregado un revólver calibre 32 milímetros a Luis López para que se usara en el homicidio. Además, el testigo señaló que ese día López le mostró la foto y un video de Facebook, donde aparecía Solano.

El testigo también contó que entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre de 2020, Pinzón Ramírez y López Delgado siguieron reuniéndose para organizar cómo iban a llevar a cabo el homicidio, pues ya le venían haciendo seguimiento y los dos primeros sicarios que habían contactado en Cúcuta, no les cumplieron, por eso tuvieron que buscar a otros pistoleros en Ocaña.

Supuestamente, Pinzón Ramírez quería establecer el punto exacto de residencia del defensor de derechos humanos para buscar una casa en arriendo cerca y así poderle hacer vigilancia precisa. Además, las autoridades conocieron que desde septiembre de 2020 se estaba orquestando este crimen.

El presunto testigo también sostuvo que Carlos tenía una mujer que era cercana a la víctima, que le estaba pasando información de sus movimientos. “Ella le había avisado que por esos días, él iba a viajar a Cúcuta, que le avisaría si iba escoltado y cuántos días se quedaría”. Además, sabía que otra persona le estaba ayudando a ubicar la dirección exacta de la vivienda de Solano.

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El 1 de noviembre, Carlos y Luis habrían tenido una tercera reunión, en una tienda cercana a la casa de López, una vez los dos terminaron de hablar y Pinzón Ramírez se marchó, aparecieron dos hombres en una moto, con los que habló Luis.

“Luis me dijo que con los manes que estaba hablando, era los que iban hacer la ‘vuelta’, porque los de Cúcuta le habían quedado mal y que ellos si tenían la moto y el arma. También me dijo que los manes le cobraban $12 millones y que a él le iban a quedar $8 millones, que lo único que le faltaba era tener la información de dónde iba a estar el man (Jorge Solano) y que ellos le llegaban a la casa o donde estuviera”, siguió relatando el testigo.

Pero el 2 de noviembre, las cosas se les complicaron porque los dos motorizados no aparecieron. Entonces, en la noche, Carlos Pinzón fue de nuevo a la casa de Luis López a ver qué había pasado. Cuando este último hombre le dijo que los dos motorizados que tenía listos, tampoco aparecían, por eso se comprometió a cometer él mismo el crimen, si era necesario.

Según el testimonio, López ya sabía dónde vivía el líder social, porque días antes le hizo inteligencia y además, pidió trabajo como obrero de construcción en una obra que estaban haciendo al lado de la residencia de Solano Vega.

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“El 3 de noviembre, Luis salió de la casa como a las 8:00 de la mañana, regresó como a la hora y volvió a decir que no lo encontraba (a Jorge Solano), estaba molesto y llamó a Carlos Pinzón, le dijo que había ido a buscar al man (‘Coquí’) y que no lo encontraba”, señaló el testigo.

Añadió: “antes del mediodía, se encerró en el cuarto (Luis López), limpió el arma que era un revólver, calibre 32 milímetros, tenía dos cargas, es decir 12 cartuchos, luego hizo una oración, cuando salió (de la habitación) dijo que ya estaba listo, almorzó, se despidió y dijo: ‘cualquier cosa, ya saben, no le vayan a abrir a nadie y estén pendientes del teléfono’. Salió entre las 12 y 12:30 (p.m.)”.

López iba en su moto y portaba un bolso negro, un buzo blanco, jean, dos gorras, una gris y otra negra, además, mostró que llevaba varios tapabocas. Hacia las 4:00 de la tarde, retornó a su casa, pero traía puesto un impermeable negro, porque ese día había llovido.

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“Entró a la habitación, traía el revólver. Luego salió en una pantaloneta y dijo: ‘listo, ahora las cosas nos están saliendo bien, ahora si vamos a progresar’ y llamó a Carlos Pinzón, le dijo que ya estaba en la casa, que a qué horas llegaba. A las 6:00 (p.m.) Luis volvió a llamar y Carlos le dijo que estaba tomando whisky”, le señaló el testigo a la Fiscalía.

En la conversación, Pinzón Ramírez habría invitado a López a su casa, cerca al barrio Santa Clara, de Ocaña, pero el hombre no aceptó y le pidió que cumpliera con el dinero, diciéndole que se lo llevara a su casa.

Mientras que López Delgado esperaba a Carlos, según el testigo, decidió sacar el revólver y ponerse a limpiarlo, en ese momento habría visto que tenía ocho balas y cuatro vainillas, lo que le indicó que le había hecho cuatro disparos a la víctima.

“A los 20 minutos llegó Carlos en su moto, le trajo una bolsa con cuatro fajos de billetes, cada uno con $5 millones, Luis se metió al cuarto, los contó y salió feliz, diciendo que ahora si estaba hecho y que venían cosas mejores. Al siguiente día, Luis salió con su familia para una finca que permutó por su casa y encimó el dinero que se ganó”, puntualizó el testigo.

Lo comprobado

Una vez las autoridades tuvieron esta versión, se dieron a la tarea de comprobar todo y para el pasado 28 de diciembre, ya tenían plenamente identificados a los dos hombres que el testigo les había señalado y hasta entregó los números de sus celulares.

Efectivamente, mientras que Carlos Pinzón siguió en Ocaña como si nada hubiese pasado, Luis López, junto con su familia, se fueron a vivir a la finca La Esperanza, ubicada el sector Llano Grande, en Convención.

Además, los investigadores conocieron que, presuntamente, López Delgado, contrató a Jhon Espinosa Álvarez para que fuera él quien cometiera el asesinato y así se dio, mientras que Luis vigilaba la zona.

Varios habitantes del sector donde ocurrió el crimen, al igual que testigos, identificaron plenamente a los tres participes del hecho, pues los vieron días antes por el lugar, preguntando por Jorge Solano y haciendo vigilancia sospechosa, además, hay unos videos donde también se observan.

La Fiscalía también cuenta con una fuente que les asegura que Carlos Pinzón, además de ser familia de Jairo Pinzón, habría trabajado en el hospital de Ocaña y sirvió como escolta de un hermano de él. Los investigadores siguen recopilando más pruebas para demostrar que esto sí es cierto.

En las audiencias concentradas, donde los dos detenidos fueron enviados a prisión, se indicó que la información aportada por el testigo es de suma importancia, porque con eso ya tienen indicios de quién ordenó el homicidio, además de que se dio por las denuncias de corrupción que venía haciendo Jorge Luis Solano.

“Todo es un montaje político”

Jairo Pinzón López, que hasta hace unos días ocupó la gerencia del Hospital Emiro Quintero Cañizares, de Ocaña, y a quien Jorge Solano lo acusó de presuntos actos de corrupción, aseguró que es falso que él haya pagado para que asesinaran al defensor de derechos humanos.

“Nunca he atentado contra la vida de una persona. Es un hecho para mi impensable. Quiero aclarar que no he sido enterado de estas informaciones por parte de la Fiscalía, sino por los medios de comunicación y rumores, por lo tanto, solicité diligencia de interrogatorio para hacer las aclaraciones que sean pertinentes, como corresponde al debido proceso y entregar cualquier prueba que se requiera. En consecuencia, no sé si existe tal testigo, pero si lo hubiese, sería falso y sus declaraciones totalmente contrarias a la verdad, dado que lo único que podría declarar en contra mía, serían hechos que jamás sucedieron”, sostuvo el exfuncionario.

Pinzón también aclaró que los señalamientos que ‘Coquí’ Solano le hizo fueron hace seis o siete meses, además que desconocía las intenciones por las cuáles el líder social decía todo eso a través de videos en redes sociales, “sobre todo porque jamás lo amenacé y nunca tuve la más mínima controversia con él. Siempre fui yo la víctima de sus falsas imputaciones, de las cuales nunca tuvo pruebas y jamás denunció nada”.

El exdirector del hospital de Ocaña indicó que ante esos señalamientos entabló dos denuncias por injuria y calumnia en la Fiscalía contra Solano Vega.

Además, Pinzón López afirmó que no tiene ningún vínculo sanguíneo o de afinidad con Carlos Pinzón Ramírez, “a pesar de tener mi mismo apellido Pinzón, no es mi familiar”. El único vínculo que tendría el detenido, según confirmó Jairo, es que el hoy preso, hace algún tiempo, fue conductor de su hermano

Y precisamente, ante estos problemas legales y señalamiento que enfrenta, Jairo Pinzón aseguró que dejó el cargo de gerente del hospital de Ocaña, para dedicarse a la defensa de su buen nombre, “ante los ataques políticos de los que estoy siendo objeto. Fue una decisión difícil, pero me veo obligado a hacerlo porque no quiero afectar el buen funcionamiento del hospital, que bajo mi gestión prosperó y benefició a cientos de miles de ocañeros”.

El exfuncionario también sostiene que todo es un montaje político por controlar el hospital y sus recursos.

Vanguardia

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