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Neila Guzmán se despidió bailando Porro y sonriendo

Por Nidia Serrano

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Era una despedida…

En mi sueño la vi alegre como era siempre. Bailaba al son de un porro pelayero. Su cuerpo seguía el compás de la música y giraba sobre sí, mientras los integrantes de la banda sacaban notas de sus instrumentos.

Allí estaba yo. No sé qué lugar era, no lo reconocí, pero asumo que podría ser su casa en el barrio Venus de Cereté. Era el lugar donde ella amaba estar, allí donde crio a sus hijos, con esfuerzo y sacrificio, donde nos comimos varias veces su famosa viuda de carne salada y donde conocí a Daniel.

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¿Qué festejamos? le pregunté. Ella, con el desparpajo de siempre, me dijo “estamos haciendo una despedida”.

Ese fue mi corto sueño del día lunes 18 de enero. Desperté y rogué a Dios que la levantara de esa cama de UCI donde permanecía desde hacía largos días, con COVID. Sin embargo, este martes, a las 9:30 de la mañana, partió para siempre.

Entendí entonces que efectivamente, había sido una despedida, pero una despedida llena de música y alegría como fue ella durante su vida terrenal.

A esta familia amiga, Chica Guzmán, le mando un abrazo solidario de condolencias.

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Todos ellos forman parte de mi historia de vida.

Doña Neila Guzmán descanse en paz. Aquí dio todo lo que una madre puede hacer por sus hijos. Ejemplo de tesón y perseverancia.

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