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Vivir con un perro aumenta el riesgo de contagio de COVID-19, según estudio

En estudio desarrollado por la Universidad de Granada y la Escuela Andaluza de Salud Pública apunta que vivir con un perro y comprar con entrega a domicilio fueron factores de riesgo para contraer el coronavirus durante el confinamiento, además de otros más evidentes como salir a trabajar o vivir con infectados por COVID-19 .

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La investigación analizó los principales factores de riesgo en la transmisión del coronavirus durante el confinamiento estricto entre los meses de marzo y mayo, según ha informado en un comunicado la Universidad de Granada.

Este trabajo reveló que vivir con un perro y realizar la compra de productos básicos en el supermercado con entrega a domicilio fueron dos de las variables sociodemográficas analizadas que más incrementaron el riesgo de contraer la enfermedad.

Según los datos de los investigadores, las posibilidades de contraer el COVID-19 fueron un 78 % más en las personas con perro y un 94 % mayores para los compradores con entrega en casa.

Los responsables del estudio han incidido en la necesidad de que los dueños de perros extremen las medidas de higiene de estos animales, ya que no está claro aún si se contagiaron porque el can ejerciera como hospedador del virus o por haberlo sacado a pasear.

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Para ejecutar el estudio, los investigadores diseñaron una encuesta con las variables que pudiesen explicar la exponencial propagación del virus, a pesar de las más restrictivas condiciones de movilidad implementadas durante el confinamiento.

Este estudio realizado en todo el país buscó aclarar otras vías de transmisión de la enfermedad durante el confinamiento, para lo que se encuestó a 2.086 personas, el 40 % de entre 40 y 54 años, y con una prevalencia de la enfermedad inferior al 5 %.

Los resultados mostraron que convivir con un paciente de COVID-19 incrementa 60 veces el riesgo de padecer la enfermedad. Además, entre todas las variables sociodemográficas analizadas, frente al aumento de exposición por vivir con un perro, tener gato u otro tipo de mascotas no tuvo un efecto significativo en la prevalencia de la enfermedad.

En este estudio, no alcanzó significación estadística el efecto de variables como el sexo, la edad, el nivel educativo, el tipo de residencia, el número de personas que viven en el hogar y sí se demostró que la medida de higiene más eficaz para reducir riesgos fue desinfectar los productos que se compran.

También aumentó el riesgo de contagio en personas con trabajo presencial (+ 76 %), el uso del transporte público o convivir con personas afectadas.

EFE

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