Manuel (nombre ficticio), dueño de una papelería en Bogotá publicó por la red social Facebook sus servicios para transportar mercancía hacía Montería, aprovechando que uno de sus furgones viajaría para esa zona.
Horas más tarde un hombre que se hizo llamar Oscar contrató sus servicios para que recogiera una mercancía en Canalete (Córdoba); ya en la vía y por contacto telefónico hicieron que el conductor se desviara por la vía San Pedro Urabá, allí lo sugestionaron para que apagara el camión y se identificaron como miembros de las FARC.
Mientras tanto en Bogotá, al dueño de la empresa (Manuel) lo contactaron y le exigieron un pago de 25 millones de pesos, so pena de quemar el camión y asesinar al conductor, que estaba estacionado en la vía de San Pedro, si no aceptaba la negociación.
Aunque Manuel aceptó pagar 3 millones de pesos, esto no pudo hacerse efectivo porque la empresa de valores a la cual debía consignar ya estaba cerrada.
“Luego de varias horas encerrado dentro del camión me llamaron para decirme que me fuera a un hotel en Arboletes y escondiera el camión y esperara allí instrucciones”, le narró horas después el chofer del camión a los efectivos del Gaula, quienes intervinieron luego de que Manuel los contactara en Bogotá para denunciar el caso.
La historia fue narrada por efectivos del Gaula quienes instan a la población a denunciar este tipo de casos, ya que –generalmente- se trata de extorsiones que hacen desde la cárcel, haciéndose pasar por las disidencias de las FARC o el algunos casos como miembros de algún Grupo Residual.
