Luis Álvarez de 17 años estaba caminando el viernes 30 de julio en su barrio Altos del Rosario de la ciudad de Sincelejo, cuando un vecino, de su misma edad, empezó a insultarlo por su orientación sexual.
En muchas ocasiones, Luis había sido el blanco de insultos por ser gay. Según él, su vecino era el principal agresor.
El viernes 30 de julio Luis decidió responderle y defenderse, pero el otro adolescente tomó un machete. Luis quedó sorprendido y paralizado. Pensó que el gesto era sólo una amenaza, pero el joven utilizó el machete para arrancarle a Luis la mitad de su brazo.
“Sentía que era una película, que no era conmigo”, cuenta Luis. Con su brazo en el suelo, empezó a gritar. Varias personas vinieron a auxiliarlo y lo llevaron a la clínica Santa María.
El miércoles 5 de agosto volvió a su barrio, después de pasar varios días en la clínica. Al regresar, Luis se encontró con un recibimiento que no esperaba. Los vecinos lo acogieron con pancartas, bombas y comida.
Mensajes como “no triunfa quien no tuvo momentos difíciles, triunfa aquel que pasó por ellos, luchó y no se rindió”, llenaron las paredes de su casa.
Sin embargo, hoy Luis necesita una prótesis funcional, atención médica en otra ciudad, acceso a especialistas y suplir sus necesidades básicas.