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Marcos Fidel Suárez, el ‘Juglar de la Tumbadora’ que falleció en Sahagún

Por: Lic. Julio Cesar Flórez Pacheco

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Sahagún.- A la edad de 74 años en la UCI sabana salud, que sirve a la ESE hospital San Juan de esta Ciudad, murió el reconocido músico percusionista Marcos Suárez Gamarra, quien en las últimas horas había ingresado a ese centro hospitalario por presentar afecciones respiratorias.

Suarez Gamarra, es el tercer músico que muere de esa dinastía en la llamada ‘Ciudad Cultural de Córdoba’, ya antes habían fallecido Rúgero y Toño Suárez, quienes con el arte musical escribieron páginas gloriosas de la música sabanera, constituyéndose su trabajo, en referente cultural y artístico del caribe colombiano.

Marcos Suárez Gamarra, había nacido en el año de 1.946 en la población de Corneta, ubicada en el municipio de El Roble Departamento de Sucre, y desde niño al igual que sus hermanos, demostró que la magia de la música vallenata se había depositado en sus sueños y su alma, para dominarla y utilizarla en favor de la vida y los sentimientos.

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Siendo estudiante del colegio de Las Llanadas de Corozal, conoció al rey vallenato Julio de la Ossa, quien para la época ya era un acordeonero reconocido, hizo parte de su agrupación y logró grabar dos trabajos de larga duración.

Haciendo honor a ese dicho de que ‘La sangre llama’, deja la agrupación de Julio de la Ossa y se une a sus hermanos, con quien integra el afamado grupo “Los llaneros de Corozal” Toño en el acordeón y Rúgero en el canto, conjunto del cual también hacían parte sus otros dos hermanos Abel y Lácides, grabando varios discos de larga duración para los sellos fuentes y codiscos, trabajos que marcan la diferencia por la recordada controversia de Rúgero con el maestro Enrique Díaz, que dio origen a la famosa piquería, que inmortalizó a estos dos juglares del caribe.

Su llegada a Sahagún se da hace 50 años, cuando llegaron a amenizar una fiesta a un grupo de amigos de esta ciudad, entre los que se encontraban los señores Pedro José Aldana, Roberto Brum, Tulio Juvenal Quintero y Ramón Otero entre otros, y fue tan extraordinaria la atención y la empatía por la ciudad, que los hermanos decidieron venirse a vivir a su segunda patria chica, como Marcos solía referirse a la ciudad que lo había acogido junto a sus hermanos.

Marcos Suárez era un músico completo, su especialidad la tumbadora, pero además de esos cantaba, tocaba caja, guacharaca, refería chistes e imitaba a otros músicos afamados de la región, entre ellos a los maestros Pablo Flórez, Enrique Díaz y Alejo Durán.

Su fama de excelente percusionista, se extendió por todo el caribe, lo que le mereció ser contratado por la mayoría de festivales como músico de planta, solo para que acompañara a los participantes en la interpretación de los ritmos de porro y cumbia, donde era un dechado de virtudes, trabajo que hacía con responsabilidad y probidad, ya que se entregaba con el mismo interés a cada conjunto que lo requería.

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Fueron muchos los festivales que ganó, muchas las parrandas que amenizó e incontable las veces que levantó su voz para exigir un trato justo para sus colegas de la sabana, ante el eminente manejo politiquero en que cayeron los festivales de la región y el arrodillamiento de sus directivos para con los músicos de otras regiones.

En vida recibió un homenaje en el marco de la versión XIV festival de acordeoneros y compositores Daniel Vergara Méndez en el año 2.002, al lado del gran Enrique Díaz y Luís “El Monito” Seña.

Así fue en vida Marcos Suárez Gamarra, el artista, el padre, el hermano, el tío, el esposo, pero ante todo el amigo y el todero, que día a día, enfrentaba los designios del hombre, para ganarle la batalla a la indiferencia del estado para con los artistas y brindarle a su familia un mejor futuro.

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A sus hijos, esposa y familia, nuestras sentidas condolencias. PAZ EN SU TUMBA.

 

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