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“Para no pasar hambre, nos toca convivir con el virus”: vendedor que del ‘rebusque diario’

Más allá de los sectores de la economía que autorizó el Presidente, muchos más costeños, cachacos, valluntos que viven en la informalidad tuvieron que dejar la cuarentena de lado para sobrevivir con sus familias.

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Entre ellos están los trabajadores informales y quienes no cuentan con un empleo que les de estabilidad para esperar pacientemente en sus casas hasta que el aislamiento preventivo sea levantado en su totalidad.

El reconocido medio nacional Pulzo habló con varios vendedores ambulantes que se vieron obligados a salir de nuevo con sus carros y sus productos para llevar algo de dinero y comida a sus hogares.

Uno de ellos fue Carlos, que eligió como punto el puente de una estación de Transmilenio, por donde siguen pasando cientos de ciudadanos para llegar a sus trabajos, y para él, “ya la gente está aprendiendo a convivir con el virus. Ya la necesidad hace que la gente salga a la calle”.

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Otros, como María y Fredy, relataron que duraron varias semanas quietos pero que el dinero ya no les alcanzaba para “pagar servicios” o arriendo y porque “ya no había mercado en la casa”.

Todos saben que el número de contagiados siguen creciendo y coinciden en que si pudieran, cumplirían con la cuarentena, pero no tienen más remedio que salir vistiendo sus tapabocas, como Julián:

“Si no trabajo, no como”. Según el Instituto para la Economía Social (Ipes), en Bogotá hay 39.620 personas dedicadas al comercio informal; el 51 % son mujeres y el 45 % tienen más de 51 años.

Tomado de: Pulzo

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