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Adiós a los planchones de Valencia

Por: Juan Andrés Ubarnes
Ayer 13 de marzo fue su último cruce en este sitio del río Sinu.

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Se iran, uno para el Chocó y otro para inmediaciones de Lorica.Eran las 11:00 de la mañana cuando llegué ayer al puerto de Valencia. Allí donde observariamos el hecho histórico, porque después de 10 años y atrasos en su construcción por la corrupción que devora a Córdoba.

Al fin se pondría en marcha el Puente de Valencia que unirá y dinamizará la región con el Urabá en busca del puerto marino en Turbo.
Los planchones harán su último cruce y mi mente retrocedió como en las películas. Pasaron miles de escenas de los últimos 50 años en la historia de Córdoba, carros cargados de papaya, ganado, madera y demás productos agropecuarios saliendo de la zona y entrando grandes vehículos con mercancías para el consumo de las poblaciones. Escenas de dolor, por que también fue escenario de la violencia.
Como lo dijo Orlando Benítez, actual gobernador de Córdoba y que desde su papel como diputado, un activista en favor de la obra, fue el último lugar que tuviera con vida Orlando Benítez Palencia, su padre oriundo de esa zona y así muchos hechos violentos más registrados en las páginas donde está escrita la historia de la sub región del Alto Sinú y Córdoba.
También pasaron por mi mente, escenas de agonía de mujeres con dolor de parto o enfermos en los carros UAZ, esperando el cruce lento de la rústica embarcación impulsados por el agua del río Sinú.
Seguían las escenas de vehículos atollados en la loma Rusia, punto crítico en la vía Valencia a San Pedro de Urabá.
También surge una esperanza con el anuncio del gobierno Nacional para la pavimentación de estos 32 km que conectan con esta despensa agrícola y pecuaria en el valle del río San Juan y la serranía de Abibe. Un sueño que parecía irrealizable; pero desperté de ese letargo de escenas pasadas en mi mente, el Gobernador, Orlando Benítez anunciaba que será un lugar turístico con una ronda del Sinú en el lugar y un momento a las víctimas de la violencia. Más que merecido puede estas tierras fértiles, de gente buena y trabajadora en el Valle del Sinú, merecen ser recompensados con inversión del Estado.

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