Córdoba

Empresa española prestará el servicio de agua en Lorica y 6 municipios del Bajo Sinú

El día tan esperado llegó para los loriqueros Aguas del Sinú hizo oficial su partida y se conoció que Aqualia Latinoamérica SA ESP, una empresa española asume la operación del servicio de acueducto y alcantarillado en esta ciudad y otros 6 municipios del Bajo Sinú.

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La información se dio en una rueda de prensa desde el municipio de Lorica donde directivas de Aguas del Sinú reconocieron por fin que no podían sostener el negocio y decidieron ceder el contrato a alguien que si lo hiciera.

Se conoció que la cesión del contrato con la empresa extranjera era una maniobra que empezaron a diseñar los directivos de la cuestionada concesión Aguas del Sinú, desde el año pasado.

En su intervención el alcalde de Lorica, Jorge Negrete, declaró sentirse sorprendido cuando fue avisado, recién iniciado su mandato, del negocio que daba paso a un nuevo operador.

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Como se recordará, la prestación del servicio de aseo en Lorica, Purísima, Momil, Chimá, San Andrés de Sotavento, Tuchín y San Antero seguirá en manos de SEACOR que debió asumir esa obligación ante los problemas de Aguas del Sinú para recolectar los residuos sólidos en la región.

Se espera que la próxima semana lleguen los directivos del nuevo operador a presentar credenciales.

Aguas del Sinú se van con deudas con Electricaribe, con proveedores, pasivos laborales y con los usuarios a quienes nunca pudo satisfacer.

En estos municipios los servicios eran responsabilidad de entidades públicas, en el caso de Lorica el operador era Aslo S.A, en la que el municipio era accionista, pero los malos manejos y una directriz presidencial en 2008 motivaron su liquidación, para dar paso al operador privado especializado, que se creía mejoraría la calidad y eficiencia, pero la realidad fue distinta.

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En el primer mes de entrar en funcionamiento, en Lorica los usuarios recibieron facturas hasta por el doble y triple de lo que históricamente pagaban a Aslo. Aquella vez, los recibos ardieron en una hoguera en la puerta de la sede administrativa. Luego hubo una protesta simbólica: ante la no recolección de las basuras, los usuarios procedieron a acomodarlas también en la sede administrativa. Y se vino una seguidilla de inconformidades durante los doce años de operaciones, que hasta último momento se mantienen.

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