Opinión

Retos y Desafíos de Córdoba

Colombia durante más de 200 años ha estado tratando de construirse como una nación moderna e incluyente; en donde se pueda convivir en medio de la diversidad étnica, cultural, social, política y geográfica. En el transcurrir de todo este tiempo, cada vez que nos acercamos a este propósito, más nos distanciamos de este objetivo. Hemos excluido el logos de la cultura política. Más bien, hemos impuesto la fuerza y la violencia como mecanismo para resolver las controversias y construir “los acuerdo”. Lo anterior, desconoce la génesis de las ideas política, con la que se ha construido la cultura política occidental y, por consiguiente, hace difícil la posibilidad de edificar formas de gobierno donde quepamos todos. Cuando los griegos pensaron la democracia como una de las mejores formas de gobierno, eran consciente de sus ventajas y desventajas; del mismo modo, cuando los romanos pensaron e implementaron la república, entendieron que el poder no debía concentrarse en un solo actor o sector; sino que era necesario la participación del conjunto de los actores y sectores de la sociedad; es decir, una república.

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La órbita de interés con respecto a este tema, está centrada en la forma cómo se podría hablar de estos antecedentes, para mostrar los retos y desafíos que tiene, no solo Colombia como país; sino Córdoba como departamento en los próximos años. Urge salir de la inercia e ingobernabilidad consciente del estado en que se encuentra esta parte del territorio nacional; a la cual fue conducida por quienes han concebido y detentado el poder y el ejercicio del poder político sin la capacidad y visión suficiente en el manejo de la institucionalidad pública que ha impedido comprender y leer los cambios y transformaciones del país, del mundo y el entorno territorial propio. Esta visión empobrecida y pre moderna de la política que nos ha gobernado y que ha centrado su ejercicio político solo en lo electoral; es decir, expertos en ganar elecciones y distribuir la institucionalidad pública como si fueran bienes particulares.

Lo anterior, es con el fin de mostrar que los nuevos liderazgos emergidos del pasado debate electoral; tienen el deber de encausar la institucionalidad pública de Córdoba, en función de responder a las demandas y necesidades de una “ciudadanía” que la han mantenido marginada y excluida del acceso a los más elementales derechos que se tienen. Los cordobeses esperamos un ejercicio del poder político que delibere y actúe alrededor de la “alma máter”; existe la necesidad de regionalizar la Universidad de Córdoba, que en cada subregión del departamento haya una sede de Unicor; esto, con el propósito de aumentar cobertura universitaria, teniendo en cuenta que en Córdoba de cada 100 bachilleres solo 23 ingresan a la universidad. Además, atender a los 125 mil niños y niñas de 0-5 años que no reciben atención nutricional ni psicológica. Sacar del analfabetismo a los 250 mil cordobeses que no tuvieron la oportunidad de aprender a leer ni a escribir. Incidir en proyectos de sustitución de cultivos de uso ilícito; en estos momentos, son más de 3.000 hectáreas las que se encuentran en el Alto Sinú y San Jorge; sin duda alguna, los campesinos tienen derecho a una opción productiva distinta, que les dignifique sus vidas, con el objeto de sacarlos del círculo de la violencia.

Hay que trabajar por un modelo productivo que potencialice y desarrolle la agroindustria para ser competitivos y generar desarrollo social. Avanzar en materia de salud pública y saneamiento básico. Trabajar los planes de desarrollo en función de los focos estratégicos definidos para ser un departamento competitivo como son: Agroindustria, turismo, salud, medio ambiente y gestión de riesgo, minero-energético, para que avancemos en progreso y desarrollo.

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Los retos y desafíos que tienen nuestra dirigencia política en los próximos años para sacar a Córdoba de la postración en que se encuentra es que, exista un liderazgo visionario y prospectivo que esté por encima de militancias e ideologías. La ciudad de Montería debe seguir transitando por senderos de desarrollo; pero un desarrollo más incluyente y humano. El Departamento de Córdoba debe recuperar la confianza de sus ciudadanos. Un gobierno que responda por las necesidades sociales postergadas por décadas.

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