Cultura y Entretenimiento

El regreso de Lilibeth, la ‘Reina de la champeta’

Saltó a la fama luego de los 15 años. Su primo, Michel, un prodigioso compositor y cantante de champeta la escuchó entonar baladas en su humilde casa de esa Cartagena insular llamada Tierrabomba. Lilibeth sí amaba las canciones románticas pero no amaba tanto a las champetas, por lo menos no eran sus favoritas, pensaba que no era lo suyo. Sin embargo, así, empíricamente, un día accedió a hacer temas a dúo con su primo, de ahí salió nada más y nada menos que ‘El Camaleón’. Su tan inconfundible voz le imprimió un tono único a esa canción de despecho y desamor y, de inmediato, pegó en los toques de picó, en los bailes populares, en las emisoras: “(…)Yo te quise tanto, pero mucho dolió// querer fue mi perdición(…)”. Fue todo un hit y el estribillo: ‘Cambiaste como el camaleón’, la hizo inconfundible, en Cartagena y sus alrededores. Lilibeth Cervantes Martínez (Cartagena- 1988) comenzaría entonces una carrera que la catapultó a la fama local, del Caribe y que la llevó incluso a escenarios de Venezuela. Su voz, no solo era buena, tenía el tono y la calidez características para la champeta, reconocen expertos del género. No era usual ver a una mujer cantando champeta, mucho menos de forma tan ‘pegajosa’. Tras ‘El Camaleón’, colaboró con su primo Michel, quien era su mentor, guía y coequipero, tanto en canto como en la composición de otros temas que no fueron menos populares: ‘La Cebolla’, ‘Te acabaste mujer’, ‘Suerte y muerte’ y ‘Lágrimas de cocodrilo’. Las presentaciones no se hicieron esperar. Aquella chica saltó de la isla, donde se crió y creció a orillas del mar Caribe, a los escenarios. “Tú eres única, tú pareces que fueras de aquí de Palenque, porque tienes un don que Dios te dio. Tú erizas piel”, le exclamó alguna vez, en tono de vaticinio una matrona palenquera. “Yo no sé si era adivina, sí leía la suerte, o algo así, de eso yo nunca me voy a olvidar, me leyó la mano y me dijo eso. Después llegó otra mujer que se arrodilló ante mí y me dijo lo mismo (…) Pero como ajá, a veces te dicen una cosa y te entra por un oído y te sale por el otro…”, recuerda Lilibeth. Y tampoco olvida una noche que, en Sabanalarga (Atlántico), la multitud que la aclamaba la recibió con velas encendidas. “Era algo que yo no me esperaba. Ese día fue muy bonito, yo cantaba y lloraba”, exclama con una sonrisa. Y es que la música le ha traído muchas alegrías, así como su familia también, a quienes siempre tiene presentes, también la ha hecho feliz, y su público, que no la olvida.

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Una pausa detenida
Pese a consolidarse en el disputado mercado musical local de champeta, dominado casi exclusivamente por hombres, Lilibeth no continuó con su carrera artística. O, más bien, tuvo un receso de al menos cinco años que ahora parece tener fin. Sigue viviendo a orillas del Caribe, en la misma isla olvidada por sectores, Tierrabomba, con su esposo y tres sus hijos. Ahora vuelve, a petición de su fanáticos, comentarios que leyó en redes sociales la inspiraron a subir un video en Internet. Con el solo video empezaron las llamadas de todas partes y propuestas musicales. Generó gran expectativa, su voz es recordada con simpatía y su público la ama. “Si tú la escuchas ahora, es la misma voz, igual que a la de hace tantos años”, me comenta Víctor Olascoaga, su mánager. Y, en detalles, revela que no fue tan sencillo convencerla de regresar. Que en menos de dos meses ya han hecho varias presentaciones y que están planeando sacar próximamente tres canciones, quizá en simultáneo, que serían: una en solitario, otra en dúo con Gi Black y otra en dúo con Mickey Love, ambos jóvenes figuras de la champeta. Es un regreso a lo grande.

Ahora camina por la playa. Jeans, cabellos sueltos. Blusa tejida dorada. La ‘Reina de la Champeta’ acaba de bajar de una lancha rápida desde Tierrabomba. Nos saluda. Sonríe a pleno sol caliente e indica ella misma el lugar para la entrevista, bajo la sombra de un árbol de uvita de playa.

¿Qué le inspiró a subir el video?

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– Los comentarios que vi en un video de Internet, mis seguidores pedían mi regreso.

¿Por qué estabas tan perdida del mundo musical?

– Pues mi primo, mi compañero Michel, se retiró y ya, como dice el dicho, no tuve la fuerza para seguir porque no tenía… por ejemplo, como ahora tengo a Víctor, mi mánager, que me está empujando a seguir.

Tras dedicar su vida a la religión cristiana, Michel Martínez Anaya se retiró del mundo de la champeta, donde tuvo varios éxitos y reconocimiento. “Me han llamado para hacer conciertos y grabaciones con mi antigua música y eso es tentador porque se gana bien, hasta unos seis millones y uno a veces anda con el bolsillo limpio, pero me aferro a Cristo y él me fortalece y hace que me lleguen las ayudas para mantenerme en su morada”, dijo en una entrevista al periódico Al Día, hace algún tiempo.

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Fue él quien, en su momento, hace tantos años, descubrió que la melódica voz de Lilibeth caía como anillo al dedo para el género de la champeta. “Él me dijo: ‘Si quieres nos unimos’, yo le decía que no quería cantar champeta. Pero él me insistió, me dijo que tenía el don para eso. En ese momento no me gustaba la champeta, pura música romántica”, recuerda Lilibeth.

Más viva que nunca
Salvador Cervantes Córdoba, Celia Martínez Jiménez, su padres; Isaira y Jorge Andrés, sus hermanos; Jeferson, Liliani y Eliani, sus hijos: y Jair García Altamiranda, su esposo, la apoyan en este regreso. “Mi familia me apoya como siempre. Quieren que yo siga porque tengo un buen talento, solamente no lo digo yo lo dicen todos mis seguidores y pa’ lante (…)

“Como siempre he tenido un buen público, un recibimiento bacano, ya mi gente me está pidiendo una nueva canción, yo les digo que no se desesperen, que eso va, mi gente sabe que cuando yo saco una canción es un batazo, no es aburridor. Todo el mundo sabe que yo soy la ‘Reina de la Champeta’”, sostiene.

En todo este tiempo fuera de los escenarios, ¿en qué estuviste?

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– Dedicándome a mis hijos, a mi familia y recibiendo la palabra (de Dios).

¿Quién te dio el nombre de la ‘Reina de la Champeta’?

– Ese nombre me lo regaló Dios porque fue quien me dio el don y le doy muchas gracias por eso.

¿Qué esperas alcanzar ahora?

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– Espero muchas cosas, un buen proyecto, darle un gran ejemplo a mis seguidores, por ejemplo a los niños, que sepan cómo es la vida en total, y seguir adelante (…) Estaré con ustedes para defender a las mujeres. Todo no pueden ser los hombres, tenía que haber una mujer cantando champeta, el público me está esperando.

Dios significa mucho para ti…

– Sí, Dios es una persona muy importante para mí. Tú no me lo estás preguntando, pero te lo voy a decir. Ahora que tenga 35 años seré cristiana, es una promesa que le hice a Dios y la voy a cumplir. Tengo 31 años, ya a los 35 me retiro, les digo a mis seguidores de una. Ahora en estos 4 años les voy a dar lo mejor de mí para que mis seguidores sepan qué es la champeta de verdad verdad.

Epílogo
Y aunque en diciembre de 2014 algunas personas creyeron que había muerto, tras confundirla con otra cantante de champeta del mismo nombre, Lilibeth aclara una vez más que: “Yo nunca estuve muerta siempre estuve ahí, escuchando mis canciones, y aquí estoy, más viva que nunca”.

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Vía ElUniversal

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