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Trató de evitar crimen y los mataron a los dos

Trató de evitar crimen y los mataron a los dos

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Juan Carlos Herrán Martínez y Diego Fernando Cárdenas Cardona fueron las víctimas mortales, al parecer de la intolerancia.

La Policía y familiares de uno de los dos jóvenes asesinados cerca al Centro de Integración Ciudadana, conocido como polideportivo del Sector La Unión, del barrio Cantaclaro, dieron ayer detalles a este medio de los móviles que rodearon los asesinatos de Diego Fernando Cárdenas Cardona, de 15 años; y de su amigo Juan Camilo Herrán Martínez, de 20 años.

A un acto de intolerancia producto de la guerra entre pandillas juveniles atribuyó el doble crimen ocurrido la noche del lunes anterior, el Comandante (e) de la Policía Metropolitana, coronel Marcos González.

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El oficial corroboró lo dicho por un hermano de Juan Camilo Herrán Martínez a EL MERIDIANO de que esta víctima tenía 20 años y no era menor de edad, como decían algunos allegados la noche del crimen.

También, tanto la fuente oficial como la familia de este joven, residente en el sector La Unión, expresaron que tenía como oficio hacer tatuajes, que no era expendedor de alucinógenos, y que la noche del lunes resultó muerto porque trató de evitar que los sicarios asesinaran al menor de 15 años, Diego Fernando Cárdenas Cardona.

Por este joven fue que llegaron a la esquina donde hay una improvisada banca, en la que los pelaos se reúnen a hablar, y cuando el parrillero le apuntó con su arma, su amigo el tatuador discutió con los bandidos para que no asesinaran a Diego, pero al final los mataron a los dos.

El coronel Marcos González precisó que al menor de 15 años, días antes lo habían estado buscando, al parecer los mismos sujetos que perpetraron el doble crimen.

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“Nos informaron que varios jóvenes habrían ido a buscar al menor al colegio y lo agredieron, y allí se generaron unas amenazas, finalmente terminan con este lamentable crimen donde también asesinan al otro joven que trató de ayudarlo”, narró el coronel. La investigación sobre el doble asesinato va por buen camino, ya que con testimonios se tienen pistas de los criminales.

“Logró graduarse

en el Cristóbal Colón y casi no salía por las noches porque andaba entregado en su trabajo en el taller que tenía en la casa para hacer tatuajes. No andaba consumiendo ni vendiendo vicio, y todos los que estaban en ese lugar saben que a él no llegaron a matarlo sino al otro. Él no era bandido”, reveló familiar.

Con información de EL MERIDIANO

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