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‘No me dejen morir, cuiden a mis niñas’

Cuando Javier Anaya Delgrecio estaba sentado en la terraza de la casa de su suegra un sicario llegó caminando y lo tomó por sorpresa.

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El hombre le propinó tres balazos en el pecho, dos en brazo y pie izquierdo y uno más en su zona íntima.

Los hechos ocurrieron a las 4:00 de la tarde del pasado miércoles, en la calle 2A No. 3-04, barrio Palermo Viejo, en el corregimiento de Palermo, jurisdicción de Sitionuevo (Magdalena).

Anaya Delgrecio intentó correr, pero murió en la puerta de entrada a la casa.

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En la misma terraza, sentadas sobre una colchoneta, jugaban su hija de 5 años y una sobrina, de 6, quienes resultaron heridas.

El reporte de la Policía señala que el pistolero vestía camiseta blanca, gorra oscura y una bermuda. “Salió corriendo y a 200 metros lo aguardaba su cómplice en una moto”, relató un testigo.

Un allegado de la víctima relató que al momento del atentado él estaba instalando una ventana en la parte trasera de la casa, escuchó los tiros y pensó que eran tiritos de mecha.

“Caí en cuanta que eran balas cuando escuché los gritos de la gente, entonces salí a la terraza y encontré al muchacho en el piso. En ese momento decía ‘no me dejen morir, cuiden a mis niñas’. Hasta ese momento lo vi con vida, porque después cuando lo montamos en el carro para llevarlo al médico ya no reaccionaba”.

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Javier Anaya fue conducido hasta el PASO del barrio La Chinita, en Barranquilla, donde confirmaron que estaba muerto.

Las niñas fueron trasladas a la Clínica Campbell. Una tiene una bala en el pie izquierdo y la otra tiene afectados los dedos del pie derecho.

Javier Anaya vivía en casa de la familia de su esposa mientras levantaba un pequeño apartamento en el patio. Trabajaba cargando carbón en el Puerto de Barranquilla y era padre de tres niñas.

Tomado de Sinualdía

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