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Último llanto por el Centro Cultural

POR: ZENUMBIO LÓPEZ DORIA – Columnista Cultural Invitado en ChicaNoticias

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Hoy es inevitable pasar por el Centro Cultural en Cereté y no sentir desasosiego y tristeza.

Desde niño recorrí ese edificio que en otrora fuera el primer Centro Comercial de Cereté y sus alrededores, ahí se practicó el comercio, aun, como intercambio de productos, de noticias y de pensamientos en tertulias interminables.

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La edificación la sentía inmensamente grande para mi tamaño de niño, este edificio era insuficiente para la carga diaria de interacciones entre los pobladores de la región; compraventa y trueque de productos de la tierra y el agua, de fauna exótica y de secretos para curar hasta el mal de amores.

Los afiches en sus paredes informaban de los muertos ilustres, los que tenían con que pagar los carteles. También acerca de todas las veces que Belisario Betancourt intentó ser Presidente de la República, de los jefes guerrilleros que eran buscados y de las recompensas ofrecidas por sus cabezas, aprendí un tanto de política en sus rusticas paredes.

Viéndolo así, desmoronándose a pedazos, siento deambular los fantasmas de los personajes de ese antiguo mercado, el negro Agustín y sus cocos, el turco Magalito y sus sedas, los hermanos Maldonado, de piel blanca extrema, con sus camisas que nadie compraba, miraba sus camisas durante horas y ellos cada vez me decían “a la orden” a sabiendas que no era ni remotamente un comprador.

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Este edificio señorial es hoy el Centro Cultural Raúl Gómez Jattin, lleno de nuevos fantasmas.

Al pasar retumba la carcajada de Raúl, la luz en los cabellos de Leopoldo Berdella, la Cumbia en la Luna del poeta Navas, los recorridos en la historia de Gustavo Abad, el arco iris en los pinceles de Wualdino Paternina, el dialogo embriagante de trompetas, clarinetes y bombardinos en un porro palitia’o, las décimas retadoras, los lamentos de las gaitas y las emociones ancestrales de los tambores, las manos extendidas de muchas promociones graduandos recibiendo los honores a su esfuerzo y las palabras mágicas con curvas y tetas de las Mujeres Poetas.

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Este edificio señorial es hoy el Centro Cultural Raúl Gómez Jattin y sus habitantes deambulan como ángeles clandestinos por las calles de Cereté, esperando tal vez un subsidio de Mi Casa Ya.

 

 

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